miércoles, 6 de junio de 2012

Ceuta, Madrid, Sevilla y Zaragoza. Ciudades amuralladas.

Las cuatro ciudades de nuestro Programa ARCE han sido ciudades amuralladas.

De sus murallas quedan restos mas o menos importantes o mas o menos visibles.

En nuestras visitas a los compañeros en cada una de estas ciudades las hemos recorrido y las hemos disfrutado conociendo su historia y sus monumentos.

También hemos podido ver los restos que se conservan de sus murallas.

Son las murallas de Ceuta las más impresionantes. Perfectamente restauradas. las hemos paseado y visto desde el mar por nuestro paseo en barco.


Las Murallas Reales y el Foso se construyeron para proteger el istmo y la península de la Almina, donde se situaba la ciudad antigua.


Cuando se levantaba el puente levadizo, situado sobre el foso, la ciudad quedaba aislada del resto del continente. Actualmente sobre el foso se sitúan dos puentes, uno en la embocadura norte del foso, el puente del Cristo, y otro en la embocadura sur, puente nuevo o de la Virgen de África.

El conjunto consta de varias líneas defensivas compuestas por baluartes, murallas almenadas, bastiones, plaza de Armas y un foso navegable de agua salada de trescientos metros de longitud.

Las primeras murallas de Ceuta comenzaron a construirse por el califa omeya Al-Nasir y se terminaron en 962 durante el mandato de su hijo, Al-Hakam II.
Esta primitiva muralla árabe fue ampliada y reforzada por los portugueses tras la conquista de Ceuta en 1415. Desde 1541 a 1549 se levantaron las dos cortinas de la Muralla Real y sus baluartes, con el foso navegable y el puente levadizo. Después del sitio de Muley Ismail (1694-1727) se hizo necesario extender las defensas de la Plaza más allá del foso.


Estas murallas fueron declaradas, en 1985, Bien de Interés Cultural (BIC) en la categoría de «Conjunto Histórico». 

Son el único ejemplo de arquitectura militar renacentista con foso navegable que existe en España.



En Madrid también tuvimos murallas.


La primera muralla se construyó durante el emirato de Muhammad I, entre el año 850 y el 866, coincidiendo con la fundación de la ciudad. En el siglo X el califa de Córdoba Abd al Rahmman III -Abderramán III- mandó reforzar la muralla debido a las incursiones militares cristianas, como la protagonizada por Ramiro II en el año 932. Esta muralla envolvía un perímetro urbano de 4 hectáreas, constituido por el alcázar y la almudaina, y los accesos se realizaban a través de tres puertas, de la Vega, de Santa María y de la Sagra


Tras la conquista de Toledo y de Madrid en el año 1085 por Alfonso VI, rey de Castilla y León, Madrid siguió desempeñando su papel de fortaleza y se construye en el siglo XII una nueva muralla aprovechando las defensas existentes de la época árabe. Este nuevo recinto amurallado, conocido como muralla cristiana, encerraba una superficie de algo más de 33 hectáreas y contaba con cuatro puertas de acceso, llamadas de Guadalajara, de Balnadú, de Moros, y Cerrada. 



Quedan muy pocos restos de estas murallas. .De la muralla árabe quedan algunos vestigios en el Parque de Mohammed I, y algunos lienzos de la cristiana en la calle de los Mancebos, del Almendro, Cava Baja, Mesón de Paños, Escalinata.


En nuestra visita a Sevilla también pudimos ver parte de los restos de sus murallas.

En tiempos de Julio César, aproximadamente entre los años 68 y 65 adC, se construyeron estas murallas y sus torreones, reemplazando la antigua empalizada hecha con troncos y barro existente desde la época cartaginesa. Durante el imperio de Augusto fueron ampliadas y debido al crecimiento de la ciudad. 
Lo mismo hicieron los musulmanes.
La defensa amurallada tenía una dimensión de siete kilómetros con 166 torreones, 13 puertas y 6 postigos.
Las murallas estaban prácticamente íntegras hasta el siglo XIX
A raíz de la revolución de 1868, se decidió derribar gran parte de las mismas, quedando solamente los tramos desde la Macarena  hasta la puerta de Córdoba, otro tramo en los jardines del Valle y otro junto al Alcázar, en la calle Agua. Además de las torres del Oro y de la Plata.

Gran parte de la muralla fue destruida en el siglo XIX debido a la expansión de la ciudad.
En la actualidad el conjunto de las "Murallas Urbanas de Sevilla" están catalogadas como Bien de iInterés cultural, en su categoría de monumento; y así aparece publicado por La Gaceta de Madrid en  1908.


En Zaragoza también pudimos ver algunos restos de su recinto amurallado. 

Caesaraugusta estuvo rodeada de una muralla con numerosas torres, quizá hasta 120. 

La muralla romana protegía un perímetro de 3 km y recorría la calle Echegaray y Caballero, todo el trazado del Coso y la avenida de César Augusto. La ciudad se abría por cuatro puertas, situadas en el extremo de sus ejes, la septentrional en la embocadura del Puente de Piedra, la oriental junto a la iglesia de la Magdalena, la meridional ligeramente al este del Teatro Principal y la occidental al final de la calle Manifestación. Estas puertas se llamaron desde la Edad Media, del Ángel la del norte, de Valencia la del este y de Toledo la del oeste. Ya en época musulmana se accedía al sur de la ciudad por la puerta Cinegia, a la entrada del popular Tubo, algo a occidente de donde estuvo el acceso romano.
J
unto a este tramo se encuentra desde hace unos años la estatua del emperador Augusto, copia en bronce del famoso Augusto de Prima Porta, regalo del gobierno italiano a la ciudad en los años 40.

La figura se sitúa ante tres altos dinteles y un arco de medio punto que evoca la primitiva Puerta de Toledo; en los frentes de alabastro están labrados los cuatro nombres de la ciudad: Salduie, Caesaraugusta, Saraqusta y Zaragoza.




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