martes, 6 de marzo de 2012

Zaragoza y sus monumentos.


Palacio de La Aljaferia.

Es uno de los monumentos más importantes de la arquitectura hispano-musulmana del siglo XI. Ha sufrido sucesivas reformas. Podemos pasear por sus pórticos ajardinados del Patio de Santa Isabel, por el Salón Dorado y el Oratorio.


Basílica de Nuestra Señora del Pilar.

Templo barroco y uno de los centros de peregrinación más importantes del orbe católico. Es también un centro artístico de primer orden que reúne obras de gran valor de diferentes épocas. Los frescos de la bóveda del Coreto y la cúpula Regina martyrum fueron pintados por Goya.


Catedral de San Salvador o la Seo.

Construida sobre la mezquita mayor de la antigua ciudad musulmana, los restos más antiguos son los conservados en la zona de la cabecera románica que data del siglo XII.


Palacio de la Real Maestranza de Caballería - Antiguo Palacio de Don Miguel Donlope.

Es sede de la Real Maestranza de Caballería de Zaragoza desde 1912. Su construcción fue ordenada por el jurista de origen converso Miguel Donlope y se prolongó durante la tercera y la cuarta décadas del siglo XVI.


La Lonja.


El edificio fue construido por el Concejo, destinado a servir como Lonja de mercaderes. Es el primer edificio plenamente renacentista de la ciudad y la construcción civil más importante del siglo XVI en Aragón.


Murallas Romanas.

La Caesaraugusta romana estuvo rodeada de una muralla con numerosas torres, quizá hasta 120. Sus muros tenían un grosor que alcanzaba en muchas zonas los 7 metros.


Torreón de la Zuda.

Sería la torre del homenaje del alcázar. Edificada sobre uno de los torreones de la muralla romana.


Palacio de los Condes de Sástago.

En la calle del Coso que era la más bella y espaciosa de Zaragoza en el siglo XVI, escenario de procesiones, cortejos reales y lugar de residencia de la alta nobleza zaragozana, por lo que fue elegida por Don Artal de Alagón, tercer conde de Sástago y virrey de Aragón, para levantar en ella su suntuosa vivienda.


Puerta del Carmen.

Construida por el arquitecto Agustín Sanz en 1795, es una de las puertas de entrada que tenía la ciudad en el siglo XVIII y que sufrió los efectos de los Sitios.


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